¿Cuáles fueron las consecuencias del asesinato del candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional, Luis Donaldo Colosio, en 1994?

¿Cuáles fueron las consecuencias del asesinato del candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional, Luis Donaldo Colosio, en 1994, en México?

Respuesta

A finales de marzo de 1994, bien entrada la campaña electoral presidencial, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio, fue asesinado en Tijuana, Baja California. Desde 1929, ningún presidente mexicano, candidato presidencial o candidato electo había sido asesinado. La muerte de Colosio supuso una gran conmoción para la opinión pública y la clase política mexicanas, y fue vista como otro acontecimiento desestabilizador que se sumaba al violento levantamiento de los zapatistas en la primera semana de enero de ese mismo año. Ambos acontecimientos recibieron una importante atención por parte de los medios de comunicación internacionales, así como de fuentes nacionales mexicanas (véase la pregunta sobre las elecciones presidenciales de 1994 en este capítulo). La muerte prematura de Colosio tuvo consecuencias para el proceso electoral en general e, igualmente importante, para las condiciones dentro de la cúpula del PRI.

El impacto más amplio fue reforzar las opiniones de ciertos votantes que temían apoyar a los candidatos de la oposición en un momento de inestabilidad política percibida. Estos votantes eran más propensos a votar por el candidato presidencial sustituto del PRI, afectando así al resultado de las elecciones presidenciales y retrasando una prueba definitiva de la democracia electoral, la de transferir el control de un partido político a otro. Por otro lado, el asesinato de Colosio dio lugar a decisiones que hicieron evidente para todos los mexicanos y observadores externos que el mecanismo del PRI para elegir a su candidato presidencial era claramente autoritario. Al celebrarse la elección la primera semana de julio, el presidente Salinas se vio obligado a elegir entre el presidente del PRI y el director de la campaña de Colosio, Ernesto Zedillo, antiguo miembro del gabinete presidencial. La elección de Zedillo tuvo varias ramificaciones importantes dentro del partido, que contribuyeron a la transición democrática. El propio Zedillo, tras ser elegido presidente, no recurrió al proceso dictatorial utilizado por todos sus predecesores para designar a su sucesor. En su lugar, animó al partido a desarrollar un sistema de primarias para seleccionar a su candidato, y por primera vez en su historia, en el año 2000, el partido llevó a cabo unas primarias presidenciales abiertas para su candidato, dando ejemplo a otros partidos. Además, la designación de Zedillo, que no tenía antecedentes en cargos partidarios o electivos, dio lugar a importantes reformas internas en la cúpula del partido, que quiso promover candidatos priístas con credenciales electorales y partidarias. Desde entonces, estas credenciales se han convertido en la norma entre los candidatos de los tres partidos a gobernadores y presidentes.


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