¿Qué derecho tengo a rechazar el tratamiento para el alcoholismo y la drogadicción?

¿Qué derecho tengo a rechazar el tratamiento para el alcoholismo y la drogadicción?

El tratamiento para el alcoholismo y la drogadicción suele realizarse en la comunidad, excepto en el caso de la desintoxicación de una sustancia, que suele tener lugar en un hospital. Las hospitalizaciones se producen cuando la vida del paciente se ve amenazada durante el periodo de abstinencia o debido a alguna otra amenaza a la seguridad, como la amenaza de violencia, como en el caso del maltrato a los niños o al cónyuge. A diferencia de la mayoría de las hospitalizaciones, en las que las cuestiones de seguridad se imponen a la autonomía (el derecho a la autodeterminación), el derecho a rechazar el tratamiento es sacrosanto en toda la atención sanitaria.

El tratamiento contra el alcoholismo y la drogadicción suele realizarse en la comunidad, salvo la desintoxicación de una sustancia, que suele tener lugar en un hospital.

En general, los pacientes tienen derecho a rechazar el tratamiento médico o psiquiátrico, salvo en el caso de las hospitalizaciones de urgencia por razones de seguridad.

Consentimiento informado

Cuando un paciente acepta el tratamiento, debe poder firmar un formulario relativo al consentimiento informado en el que se declare que comprende el plan de tratamiento propuesto y las razones del mismo. El proceso de obtención del consentimiento informado incluye lo siguiente:

  • La evaluación de la capacidad del paciente para tomar decisiones médicas.
  • La ausencia de coacción.
  • El paciente que ha sido plenamente informado del diagnóstico, el pronóstico, los riesgos y los beneficios del tratamiento y que ha sido informado de los tratamientos alternativos, así como de los riesgos frente a los beneficios de la ausencia de tratamiento.

El profesional sanitario debe comprobar que el paciente entiende la explicación para estar seguro de que la comprende claramente. Todos los factores relevantes, incluyendo lo que se ha revelado, la competencia del paciente y el acuerdo con el tratamiento, además del formulario de consentimiento real, deben guardarse en la historia clínica del paciente.

Sin embargo, existen excepciones al consentimiento informado, diferentes en cada país, pero estas son las generales de Estados Unidos:

  • Las emergencias, como el síndrome de abstinencia de alcohol o el DT inminente.
  • Evaluaciones ordenadas por el tribunal.
  • Renuncia al privilegio terapéutico.
  • Un paciente que está inconsciente y necesita un tratamiento para salvar su vida.
  • Un paciente incompetente.
  • Procedimientos de abuso infantil

El privilegio terapéutico se produce cuando el médico oculta información al paciente porque cree que informarle causará más daño que beneficio. En ocasiones, los pacientes renuncian al derecho a saber. Es conveniente que el médico cuente con la ayuda de un familiar para tomar decisiones cuando el paciente se niega a participar en sus decisiones sanitarias. El consentimiento está implícito cuando participa activamente en el tratamiento; por ejemplo, el paciente ofrece su brazo para que le saquen sangre. Al rechazar la medicación o el tratamiento, es importante que el paciente comprenda las posibles consecuencias.

Los elementos necesarios para rechazar un tratamiento

Si usted rechaza un tratamiento para salvar su vida, su médico es responsable de asegurarse de que usted entiende claramente su rechazo. Puede solicitar que se determine su capacidad. Esto implica la evaluación formal por parte de un psiquiatra de su capacidad para tomar dicha decisión. La capacidad de rechazar un tratamiento requiere cuatro elementos:

  • La capacidad de expresar una elección.
  • La capacidad de comprender las opciones de tratamiento y sus consecuencias.
  • La capacidad de apreciar la información tal y como se aplica a su situación específica.
  • La capacidad de hacer juicios razonables sobre la información.

Estos cuatro elementos deben cumplirse para que un paciente tenga la capacidad de decidir sobre un tratamiento médico o psiquiátrico o de rechazarlo. Es importante que el profesional de la salud clasifique cada uno de estos elementos. Es posible que se requiera una curaduría de emergencia para ayudar a tomar las decisiones necesarias para salvar la vida del paciente si se ha determinado que éste carece de capacidad para tomar decisiones sobre su salud y/o sus finanzas. Normalmente se nombra a un familiar como curador.

Condiciones que amenazan la vida

En el tratamiento del abuso de alcohol y drogas se producen algunas situaciones que ponen en peligro la vida del paciente. Los síntomas graves de la abstinencia repentina y no tratada de una droga o alcohol, y los DT pueden poner en peligro la vida. Otra situación que pone en peligro la vida puede ser cuando el comportamiento de alguien está fuera de control y amenaza con la violencia: el paciente es un peligro para sí mismo o para los demás. Si la seguridad está en juego -para el paciente, para otra persona o para la sociedad- puede ser necesaria la hospitalización o el tratamiento sin el permiso del paciente.

En este punto, es posible que el paciente no sea capaz de tomar una decisión informada, sobre todo si sigue negando que existe un problema y amenaza con hacerse daño a sí mismo o a los demás, está intoxicado o tiene el delirium tremens. En estas circunstancias, la decisión de tratar u hospitalizar al drogadicto se tomará en el mejor interés del paciente, la familia y la sociedad. Si la seguridad sigue siendo una preocupación incluso después de que el paciente ya no esté intoxicado o tenga una abstinencia activa de alcohol, el proveedor de atención médica o el médico pueden recurrir a los tribunales para obtener orientación. El tribunal puede ordenar el tratamiento de un paciente que no está dispuesto a ser ingresado en un hospital y/o a recibir tratamiento. Los procedimientos legales para ello varían de un estado a otro. En la mayoría de los estados, sólo se puede proporcionar tratamiento sin el consentimiento del paciente si éste sigue siendo una amenaza inminente para sí mismo o para los demás. Una vez resuelta esta amenaza, sólo un tribunal puede intervenir para ordenar el ingreso del paciente en un centro de rehabilitación y, por lo general, sólo después de que el paciente haya infringido la ley y el asunto implique una alternativa a la condena. De lo contrario, ningún estado permite que un paciente sea internado civilmente en un programa de rehabilitación de drogas o alcohol.

En resumen, usted tiene todo el derecho a rechazar el tratamiento. El derecho a rechazar el tratamiento es un valioso principio ético que todas las profesiones sanitarias respetan. Es uno de los muchos derechos que enumera la Declaración de Derechos del Paciente de la Asociación Americana de Hospitales. Los derechos de los pacientes psiquiátricos y por abuso de sustancias están publicados en la mayoría de los centros de tratamiento. Si rechaza el tratamiento, debe considerar las consecuencias para usted y para su familia. Estudie cuidadosamente la relación riesgo/beneficio antes de tomar la decisión. Además, tenga en cuenta que si su comportamiento o condición médica pone en peligro su vida, los médicos tienen la obligación de ingresarle en el hospital para su observación y tratamiento, especialmente si el tratamiento es para salvar su vida.


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