Qué factores hay en la adquisición del alcoholismo?

Qué factores hay en la adquisición del alcoholismo?

Factores genéticos y ambientales

El abanico de interacciones entre los genes y el medio ambiente es muy amplio, desde un determinismo genético claro pero no predecible al 100% hasta una influencia genética poco clara. Las enfermedades que son claramente genéticas suelen ser errores de un solo gen que siguen patrones de herencia mendelianos. El científico Gregor Mendel, que fue el primero en demostrar cómo se pueden describir matemáticamente los patrones de herencia, explicó la teoría mendeliana o genética. Entre estas enfermedades se encuentran la distrofia muscular, la fibrosis quística y la fenilcetonuria. También hay enfermedades genéticas que no se heredan per se, sino que se deben a un daño directo en los genes. El ejemplo más común es el síndrome de Down. Por último, hay enfermedades poligénicas, lo que significa que hay múltiples genes que influyen en el desarrollo de una determinada enfermedad. Entre estas enfermedades se encuentran el cáncer, las cardiopatías, la diabetes y la mayoría de las enfermedades mentales.

Herencia

La cuestión de la herencia a menudo implica la herencia genética, lo que conlleva un sentido de predestinación o determinación. El tema subyacente a la idea de la herencia es que está más allá del control de uno, y por lo tanto, el individuo no es responsable de sus acciones. Este concepto está cargado de connotaciones éticas y políticas que ya se han debatido en profundidad. Decir que los genes determinan un resultado concreto es dar lugar a conceptos erróneos. Hay una miríada de influencias a las que están sometidos los genes, tanto antes como después de codificar una proteína concreta, que no se determinan inmediatamente. Por otra parte, decir que el entorno escapa a las nociones deterministas es igualmente absurdo. Las personas no sólo heredan los genes de sus padres, sino también su hogar y su cultura. No tienen más elección sobre el entorno en el que han nacido que la que tienen sobre los genes de sus padres.

La naturaleza frente a la crianza

La idea errónea es que si un conjunto de comportamientos se debe a los genes de una persona, entonces debe tratarse de una enfermedad que requiere tratamiento médico, pero si los comportamientos se deben a un entorno pobre, entonces la enfermedad debe deberse a un problema social, político o moral (vuelva a ver la pregunta 10 para repasar las cuestiones relacionadas con el comportamiento voluntario). Las verdaderas preguntas son las siguientes: ¿Cuáles son las distintas influencias genéticas y ambientales? ¿En qué medida contribuye cada una de ellas al desarrollo de la constitución física, cognitiva y conductual de un individuo, o cuáles son sus contribuciones a una enfermedad? Lo único que se puede hacer realmente es examinar una población de individuos emparentados y observar las variaciones tanto de un comportamiento concreto como de un grupo de síntomas y su parentesco genético. Por ejemplo, al estudiar la descendencia de los alcohólicos, sabemos que de 100 personas con alcoholismo, 18 tendrán hijos que también se convertirán en alcohólicos, mientras que de 100 personas que no son alcohólicas, sólo 5 tendrán hijos que se convertirán en alcohólicos. Estas estadísticas aún no nos permiten predecir específicamente los 18 que desarrollarán la enfermedad y los 82 que no lo harán. Los dos estudios más importantes sobre el alcohol y los genes son los de gemelos y los de adopción. Un tercer estudio fue diseñado en el laboratorio.

El tema subyacente a la idea de la herencia es que está fuera del control de uno, y por lo tanto, el individuo no es responsable de sus acciones. Este concepto está cargado de connotaciones éticas y políticas que ya se han debatido en profundidad.

Por ejemplo, al estudiar la descendencia de los alcohólicos, sabemos que de 100 personas con alcoholismo, 18 tendrán hijos que también se convertirán en alcohólicos, mientras que de 100 personas que no son alcohólicas, sólo 5 tendrán hijos que se convertirán en alcohólicos.

La concordancia es la tasa en la que los individuos relacionados genéticamente comparten entre sí un rasgo determinado.

Estudios sobre gemelos y adopción

Los estudios sobre gemelos se centran en la relación de los gemelos idénticos con los fraternos y sus diferentes tasas de alcoholismo. Si el alcoholismo es hereditario, los gemelos idénticos deberían convertirse en alcohólicos en mayor proporción que los gemelos fraternos porque comparten el 100% de sus genes; en cambio, los gemelos fraternos sólo comparten el 50% de sus genes. Una serie de estudios han mostrado sistemáticamente mayores tasas de concordancia en la conducta de beber y posiblemente en el alcoholismo en gemelos idénticos en comparación con los gemelos fraternos. Las estimaciones de heredabilidad de la influencia genética explican entre el 50% y el 60% de la variación del riesgo de alcoholismo en los varones. Sin embargo, los estudios de gemelos femeninos demuestran tasas de concordancia menores, aunque los estudios que utilizan registros de gemelos basados en la población han descubierto que las influencias genéticas en el alcoholismo son de magnitud similar tanto en los hombres como en las mujeres.

¿Qué pruebas se obtienen de los estudios de adopción? Los estudios de adopción examinaron a los hijos biológicos de padres alcohólicos adoptados en hogares no alcohólicos y a los hijos biológicos de padres no alcohólicos adoptados en hogares alcohólicos. Si el entorno desempeña un papel más importante, entonces el hogar en el que se cría un niño tendrá la mayor influencia en el desarrollo del alcoholismo. Si, por el contrario, los genes juegan un papel más importante, entonces los padres biológicos del niño tendrán la mayor influencia en el desarrollo del alcoholismo. En todos los estudios sobre varones adoptados, aquellos cuyos padres biológicos eran alcohólicos tenían un riesgo significativamente mayor de padecer alcoholismo que los niños cuyos padres biológicos no eran alcohólicos (es decir, de 1,6 a 3,6 veces mayor). Estos datos reflejan una contribución genética al riesgo de desarrollar alcoholismo. Los estudios sobre mujeres adoptadas arrojaron resultados mixtos, lo que tal vez proporcione algunas pruebas de posibles diferencias de sexo en la heredabilidad, pero el número de mujeres alcohólicas adoptadas en los estudios era demasiado pequeño para sacar conclusiones definitivas.

En el laboratorio, se pueden medir las respuestas subjetivas y objetivas al consumo de alcohol y comparar esas respuestas entre los hijos de alcohólicos y los no alcohólicos. Los hijos de alcohólicos informaron de una disminución de las calificaciones subjetivas de sentirse intoxicados, y objetivamente tenían evidencia de intoxicación dada la misma cantidad de alcohol que los hijos de no alcohólicos. La población del estudio estaba formada por estudiantes universitarios varones de raza blanca que bebían alcohol pero no eran dependientes del mismo. Recientemente se han publicado los datos de seguimiento de estos jóvenes durante diez años. De los hijos de alcohólicos, el 26% eran dependientes del alcohol a los 30 años, frente al 9% del grupo de control cuyos padres no eran alcohólicos. Además, el 56% de los hijos de alcohólicos que informaron de menos reacciones objetivas y subjetivas al alcohol se convirtieron en dependientes del alcohol, frente al 14% de los hijos de alcohólicos que no informaron de menos reacciones. Pocos hijos de padres no alcohólicos se volvieron alcohólicos. Existen algunas propensiones biológicas hacia el alcoholismo que son independientes de los genes pero que pueden estar influenciadas por ellos. Por último, un estudio que examinó los cerebros de sujetos alcohólicos frente a los no alcohólicos descubrió que la amígdala es más pequeña en los sujetos con antecedentes familiares de alcoholismo, lo que sugiere que las diferencias heredadas en la estructura del cerebro también pueden afectar al riesgo. La amígdala es una zona del cerebro que se cree que desempeña un papel en los aspectos emocionales del ansia de consumir, que puede conducir a la adicción.

La amígdala está unida a la cola de la estructura caudada del cerebro que se considera parte del sistema límbico.